lunes, 25 de febrero de 2008

El pensador que halla un escrito apologético, halla un tesoro (título largo pa´ una entrada pero con pretensión de establecerse como verdad absoluta)

La semana pasada cayó en mis manos por medio de un compañero y por casualidad un escrito de la llamada Apologética. Este hecho lejos de apartarme todavía más de mi últimamente lejana inspiración, ha hecho avivar a esta: la ha despertado de forma inimaginable. Para que os hagáis una idea, esta línea argumental de la apologética empieza recogiendo frases de personajes históricos ilustres (algunos más históricos que ilustres) que apoyan o dan motivos para la existencia de Dios.


De algunas partes del texto se llegan a conclusiones tan simplistas como la siguiente: "ciencia y fe no son incompatible, puesto que hubo varios científicos que creían en Dios". Este modo de pensar por lo menos a mi me parece alarmante y es que a mi lo que más me fastidia de las religiones y de los dogmas en general, es que olvidan que todos los humanos somos igual de humanos e igual de carne y hueso que el resto, por mucho que sean "San".


Y lo que sucede en los dogmas es que a las palabras que otros hombres dijeron se les dé el valor de verdad absoluta e inmutable, no se plantean su veracidad. Yo por ejemplo, estoy pensando por mi mismo y por que lo hago soy capaz de razonar y escribir estas líneas. Los dogmáticos no hacen eso sólo repiten una y otra vez lo que otros hombres dijeron sin plantearse si es cierto o no lo es.


Pero como está mal hablar de todo esto sin dar ejemplos claros, voy a poner uno. Se dice en una parte del escrito apologético:" Cuando el hombre arranca a Dios de su vida se vuelve contra sus hermanos los hombres. Es lo que expreso HOBBES con frase cruda: el hombre es lobo para el hombre. Si prescindimos del mandamiento de Jesús, la solidaridad humana es frágil. Fácilmente el otro termina por ser un extraño, un rival o un enemigo"


No solamente la conclusión a la que se llega a través de la afirmación de Hobbes no es cierta, si no que es justamente todo lo contrario. Los dogmas de fe convierten al hombre en lobo para el hombre. Fácilmente siendo creyente se ve al que no cree o al que cree en algo distinto como un extraño, un rival o un enemigo.


Además la solidaridad humana prescindiendo del mandamiento de Jesús no solamente no es frágil, si no que mejora, y así es como lo demuestra este reciente estudio que apunta tajantemente que los países donde más asesinatos, crímenes y delitos en general se comenten, son también los países con índices más altos de religiosidad. Las estadísticas son siempre una estupidez, pero nos ayudan a hacernos una idea.


¡Que dé comienzo la búsqueda!

martes, 19 de febrero de 2008

Porqué soy lo peor

Hará cosa de un par de semanas estaba yo conversando con un amigo en la terraza de una cafetería. Como casi siempre que se trata de dialogar conmigo, la conversación tomó un carácter profundo y acabamos discutiendo sobre la religión.


Mi amigo es un creyente venido a menos, ya que, tras pasar toda su vida siendo católico, con lo que eso conlleva, ahora ha decidido, tal y como ahora modernamente se decide, no creer en la Iglesia.Algo que está muy bien, que es muy bonito y porque no decirlo, te sirve incluso para guardarte las espaldas. Es decir, yo "porsiaca" voy a creer en algo...es nadar y guardar la ropa. Pero mi amigo cree y eso se lo noto yo en los ojos.


Esto me hace acordarme de los tiempos en los que yo verdaderamente creía que la gente creyente lo que hacia realmente era fingir. Pero a lo que vamos, que tras pasar un buen rato intentando disuadirle de su postura, mientras el patatín y patatan, me hablaba de los evangelios, pensé mientras miraba su cara que me seguía hablando pero ya desde muy lejos: intentar desconvencer a un creyente o disuadirlo es una tarea cien mil veces más desesperanzadora que la que conlleva inculcar la fe, ya que, lo que augura el creyente es algo, porqué no decirlo, infinitamente mejor: el cielo.


Mientras, yo cruel bestia despiadada, intento hablarle racionalmente de la falta de pruebas y de la nada eterna en todo su vacío. Pero lo peor viene si a esto le sumamos, que uno mismo nunca sabe del todo, si el que cree está preparado para no hacerlo. Porque si te fijas en definitiva todo ser humano está preparado para creer, pero no todos están preparados para dejar de hacerlo.


Sin embargo a mi me da en la nariz, que mientras yo en mis tareas, me siga identificando con el hombre que tras ver la luz desciende de nuevo a desencadenar a sus compañeros de caverna, va a tener mi amigo que seguir aguantando a este ogro, que según pienso a veces, no tiene corazón.


¡Que dé comienzo la búsqueda!

lunes, 18 de febrero de 2008

Aprendiendo a ser mayor

Estamos haciéndonos mayores. No paramos de crecer y además cada vez somos más inteligentes, más guapos, más atractivos y estamos más llenos de dudas que nunca.


Cada vez somos más los que nos atrevemos a decir no a las tradiciones. A dejar de lado las supersticiones y los maleficios. Cada día pensamos más por nosotros misnos. Nos liberamos.


Dejamos la religión para los religiosos y para los que no quieren pensar o quieren pensar como lo que impera.
Por que la religión es en difinitiva un conjunto de falacias en las cuales no debemos de dejar de creer cuando somos mayores. Nos obligan a seguir manteniendolas vivas de algún modo.


Igual que al niño un día sus padres le enseñaron la idea de Santa Clause, Papa Noel, San Nicolás o Los Reyes Magos de Oriente, a la humanidad, al hombre, sus padres, sus ancestros le enseñaron la idea de Dios. Podemos además recordar que un niño nunca está listo del todo para comprender algo tan vanal como que sus padres intercambian el dinero fruto de su trabajo por regalos para ellos.


El hombre a su vez, a menos que haya trabajado mucho y haya hecho un gran esfuerzo intelectual, nunca se hallará lo completamente seguro de sí mismo para aceptar la visión del cosmos con toda su violencia, sin angeles protectores, salvación o juicios finales que valgan (esto siempre me refiro, a una persona que haya sido educada religiosamente) Por ello el hombre puede así seguir siendo un niño por mucho tiempo.


Nuestros antepasados, los chamanes, espiritistas, evangelistas, etc... fueron en definitiva nuestros padres y nosotros aquí y ahora somos los hijos. Unos hijos que ya quizás nos atrevamos a levantar a la cama sus faldones o a mirar por arriba de los armarios para así poder ver los regalos escondidos: regalos que son para ti. No permitas que nadie te esconda lo tuyo. Abre tu mente y juzag por ti mismo.

¡Que dé comienzo la búsqueda!

jueves, 14 de febrero de 2008

Acerca del viaje

Un viaje en búsqueda de la felicidad.

Es así como dice la frase descaradamente cursi que he decidido colocar debajo del título de mi blog; que le vamos a hacer. Un viaje en búsqueda, que no hacia (ni en pos(t) de) la felicidad. Un viaje que para comenzarlo y saber cómo va a ser, sólo hace falta que todos recordemos algo que ya conocemos de sobra, el Mito de la caverna creado por Platón. Una alegoría fantástica y fantasiosa capaz de explicar mejor que nadie lo que nadie podría explicar peor que yo.


Simplemente espero que aunque al principio, tal y como sucede en el mito, yo tenga que caminar sólo y se me tome como un loco, a la vuelta ahí estés tu, y tú seas capaz de liberarte de las cadenas, liberarte de piernas y cuello, ascender a la entrada de esa caverna para quedar cegado.
Aparte de eso no descarto chorradicas varías, dudas existenciales, reflexiones, abdominales o abdominoplastias ventriculares.


Por lo demás y por los demás, no quiero más que empezar a escribir entradas con contenido e incontinencia pronto, para que esta primera, tímida y huérfana quede atrás lo más atrás posible. Para echar el cierre y subir el grado de cursilería filosófica de outlet, sólo me gustaría recordar una frase literaria y literalmente, que dice así: "El que nada duda, nada sabe". Platón (again)


¿Que más se podría pedir? Desde luego carne no, pecado tampoco.